miércoles, 7 de septiembre de 2011

LA INDEPENDENCIA

LA INDEPENDENCIA.
La consumación de la independencia puso en marcha la pugna de bandos que dominó la historia de México durante el siglo pasado. Se descubrió un país de amplísimas posibilidades naturales, pero con profundos problemas de orden social. México tenía en crisis la minería, la agricultura y el comercio.


En el orden social, los principios teóricos de igualdad ganados con la independencia no hicieron más que exacerbar las rivalidades sociales; las desigualdades se hicieron más profundas.
En la parte política comenzaron las grandes luchas de poder, afloró la inexperiencia, las ambiciones desmedidas se apoderaron de los principales caudillos y de los pequeños cabecillas de movimientos.
De esta manera México pasó de la monarquía a la república. Un período de tensión en el que se tendió un solo puente: la figura del caudillo. Después de Iturbide, Guerrero y Guadalupe Victoria como grandes líderes, se abre un período turbulento de unos diez años que conoce las primeras intromisiones de Estados Unidos en la política interna mexicana y la aparición de las logias masónicas dentro de la clase política.
Este período llega a su fin con la figura de Antonio López de Santa Anna, ocupó la silla presidencial en once ocasiones. Se le recuerda sobre todo por la venta del territorio de Texas.
El Porfiriato: después de varias derrotas políticas ante Juárez, Porfirio llegó a la presidencia, su gobierno se caracteriza en sus primeros momentos por la creación de una administración  y la construcción de grandes obras públicas. Pero a partir de 1900 su imagen estaba muy deteriorada tras veinte años en el poder. Los procedimientos democráticos casi habían desaparecido y los esquemas gubernamentales se trazaban desde arriba y desde el centro. Y el progreso no se había repartido de modo uniforme.
En 1908/1909, el presidente Díaz propuso algunas reformas en el orden político y social, tendentes al cambio y a la asimilación de los jóvenes dentro de los grupos de decisión, pero ya era tarde. En el norte, Francisco I Madero había creado el Partido Nacional Antirreleccionista y cuando Díaz le recibió en el Palacio Nacional no supo ver en él una salida pacífica. El 20 de noviembre de 1910 estallaba la Revolución Mexicana y en menos de seis meses caía un gobierno que llevaba más de treinta años en el poder.



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